Vamos por un 2024 rodeados de Naturaleza
- Sofía
- 5 ene 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 ene 2024

Todos los años me pongo metas que siento necesarias para estar mejor, mejor de salud, bienestar físico, mental y espiritual. Para el 2020 recuerdo haber intencionado acercarme más a la naturaleza, pasar más tiempo en ella, entenderla mejor y conectar más. Esto y otras cosas me llevaron a trasladarme desde Concón a Cobquecura.
La intención estaba clara, pero la forma de llegar a ella no tanto, el hecho de vivir en una ciudad menos poblada, con menos comercio, intensa climáticamente hablando, me obligaba a estar más inmersa con la naturaleza. Sin embargo conservaba mis hábitos de trabajar en el Computador todo el día, o casi todo el día, a pesar de estar en un ambiente diferente. El lugar hizo su magia en gran parte, la gente que fui conociendo, con quienes empecé a compartir fue incrementado esta sensación de ir dialogando de manera más cercana a la naturaleza. Se sumó la alimentación y el abandono de las comidas procesadas. Durante varios años fui vegetariana y un par de años lleve una dieta prácticamente vegana, sin contar la miel. No digo que la dieta que llevaba, o dejar la carne y/o sus derivados fueran la razón por la que fui conectando un poco cada día más. Si no que la experimentación, sentir mi cuerpo, mis músculos, reconocer los alimentos, como los digería, como me hacían sentir y cocinar, nuevas recetas, consciente de la fuente primaria, fue la razón por la que empecé a conocerme más a mi misma y por ende a mi entorno que me rodeaba.
Empecé a respetar mis tiempos, mi cuerpo, el descanso y empecé a aceptar los ciclos. Ciclos intensos, de mucha energía y acción y ciclos más tranquilos, de introspección y de creación. Entender estos ciclos me hace aprovechar cada energía a su manera, en vez de forzarme a llevar una energía diferente. Por mucho tiempo intenté llevar un estilo de vida altamente activo, de mucho deporte, de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, sin darme el espacio suficiente para recomponerme y volver a un estado de equilibrio. Intenté crear en acción, en movimiento, cuando realmente necesitaba calma e hibernación.
La naturaleza me entrega eso y me enseña, por lo que cada vez intento ir un poco más afuera, al exterior, vivir la incomodidad del viento, escucharlo, fluir en el agua del mar, habitar la tierra y disfrutar de sus alimentos, entre muchas cosas.
El 2020 tuve el llamado oficial y cada año va incrementándose al ir descubriendo todos los beneficios que esto conlleva.

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